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miércoles, 19 de junio de 2013

¿TE VAS A VIVIR CON TU PAREJA?

Cuando el amor y la pasión controlan nuestros pensamientos y acciones es difícil mantenerse frío para tomar decisiones objetivamente. Se pueden subestimar las posibles dificultades, se esperan cosas que finalmente no pasan y al final nos sentimos decepcionados. ¿Qué ha pasado? Que en ese estado de semieuforia o euforia completa las parejas pueden presuponer un montón de cosas en nombre del amor; ¡Error!





¿Cómo disminuir la posibilidad de equivocarnos?. Hay que sentarse a hablar y poner las cartas encima de la mesa sobre lo que cada uno espera. Sobre todo en las principales cuestiones que causan conflicto.

Espacio: El paso de vivir sólo a compartir, ¡es duro!. Que se conviva no significa que se renuncie a la intimidad de cada uno; si acabas teniendo que irte de casa para sentirte a gusto ojo, ¡te han invadido!. 

Es importantísimo que habléis sobre esto y llegar a acuerdos sobre cosas como la decoración, el rinconcito sagrado de cada uno o el uso de los espacios y lo que significa el orden para cada uno. Ambos tendréis que ceder. 

Tiempo: Un miembro de la pareja no puede disponer del tiempo del otro, si se dedica a amigos, familia, hobbies es cosa de cada uno y si quieres que sea compartido hay que hablarlo, no dar por sentado que el otro tiene que hacer lo que uno quiera. No considerar el tiempo del otro aunque sea para hacerle esperar es una falta de respeto. 

Dinero: Contrariamente a lo que muchos creen, hay a quién le ruboriza más hablar de dinero que de preferencias sexuales, pero la falta de trasparencia con el dinero es una de las principales  fuentes de problemas. Hay que sentarse, aclarar qué expectativas se tienen y acordar cómo se quiere llevar este tema.  

Familia: Tarde o temprano hará acto de presencia, básico establecer los límites desde el principio.  

Dirección de la relación: El por qué está claro, ¡nos queremos! pero el para qué no suele contemplarse, aseguraros de que vais en la misma dirección y así, cuando vengan los cambios o grandes decisiones no habrá sorpresas.  Por ejemplo, tener hijos o no, pasar por el altar, boda civil, hipotecarse o vivir de alquiler, temporadas en otros países...

Si no hay acuerdo, lo mejor será replantearos la convivencia antes de dar el gran paso...


Fuente: silviaolmedo.tv

martes, 12 de marzo de 2013

Las 12 reglas de oro para vivir en pareja

 «No hay modelos ideales para ser feliz en la pareja, hay libertad para inventar uno propio», dice el psicólogo Joan Garriga

No es fácil mantener y conservar el amor en la pareja. El camino del amor tiene muchos baches y cada pareja también. Ese es el territorio que mejor conoce el psicólogo Joan Garriga tras más de diez años trabajando con parejas y ayudándolas a conseguir una relación más sana y consciente. En su nuevo libro «El buen amor en la pareja» se adentra precisamente en los recovecos del buen amor, un amor que se reconoce «porque en él somos exactamente como somos y dejamos que el otro sea exactamente como es».

Como epílogo a ese libro del buen amor, que habla de las diferentes formas que existen de ser pareja y de encontrar la propia fórmula, la que a cada uno le haga feliz, de estar con alguien, nos ofrece las doce reglas de oro para vivir hoy en pareja:

1. Sin ti no podría vivir / Sin ti también me iría bien: Somos dos adultos que nos sostenemos sobre nuestros propios pies, no dos niños buscando a sus padres. Sin ti también me iría bien, pero me alegra el corazón que sea contigo y que estemos juntos. 

2. Te quiero por ti mismo / Te quiero por ti mismo... bueno a pesar de ti mismo: Es un regalo enorme amar las sombras del otro, su ego, sus dificultades y ser compasivos con ello, porque eso significa que somos capaces de reconocer al otro miembro de la relación en su realidad más sombreada. La pareja es un campo de crecimiento en el que se van limando las asperezas del ego gracias a que el amor compartido es capaz de soportarlas. 



3. Hazme feliz / Siento el deseo espontáneo de que seas feliz: La pareja no está pensada para darnos la felicidad, aunque si sabemos conjugar todas sus dimensiones experimentamos algo que se acerca a la dicha. Sentimos que pertenecemos a algo, que hemos creado una intimidad, un vínculo, y que construimos caminos de vida. 

4. Quiero una pareja / Mejor me preparo para ser pareja: El exceso de «yo» y de individualidad por encima del sentido del «nosotros» convierte la pareja en un campo increíble de libertad y al mismo tiempo nos expone a más y más soledad e incertidumbre. Las dos cosas al mismo tiempo. Si quieres tener pareja, trabaja en tu interior para encontrar tu propio tono y manera para ser compañero o compañera, y lo demás se te dará por añadidura. 

5. Te lo doy todo / Mejor dame lo que me mantiene en el mismo rango que tú: La pareja es una relación de igualdad en la que hay que procurar que haya un intercambio de equilibro y justicia para preservar la paridad de rango. Dar mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo. Mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad. 

6. Dámelo todo / Dame lo que tienes y eres y yo puedo compensar para mantener en mí dignidad: Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar dos cosas: la primera, que esa persona es un niño y, la segunda, que esa persona sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un guión de insatisfacción que se nutre de demanda, la cual, aunque sea atendida, no satisface. Mejor el intercambio positivo y gratificante al negativo e hiriente. 

7. Ojalá sea intenso y emocional / Ojalá sea fácil: Algunas relaciones discurren con fluidez y facilidad, no chirrían. Son el resultado del encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes. Otras veces, todo es difícil, a pesar del amor. Cuando una relación es intensa y emocional, a menudo llega a ser desvitalizante. De hecho, las grandes turbulencias emocionales y los juegos psicológicos desgastantes y fatales tienen que ver con reminiscencias de heridas infantiles y viejos anhelos no colmados. 

8. Lucho por el poder / Cooperamos: Demasiados siglos de lucha y sufrimiento entre hombres y mujeres nos convocan a una reconciliación. Es maravilloso cuando en la pareja ambos sienten dentro, de verdad, de corazón, que no hay mejor ni peor y que caminan juntos. No uno por arriba y otro por debajo, no uno por delante y otro por detrás. Cooperan. Son compañeros, amigos, hermanos, amantes y socios. Uno y uno son más que dos. En lo más profundo las mujeres se suelen sentir mejores que los hombres —según mis estadísticas—, pero las más inteligentes se encargan de que sus parejas no lo noten. 

9. Yo pienso, tú sientes y ante lo difícil sálvese quien pueda / Reímos y lloramos juntos y juntos nos abrimos a la alegría y el dolor: Las parejas enfrentan en su proceso vital asuntos que en algún momento duelen: hijos que no vienen, abortos, muertes, enfermedades de algunos de los miembros de la pareja o enfermedades de seres queridos, vaivenes económicos y existenciales…. Son asuntos que ponen a prueba la capacidad de aguante de la pareja y que o bien la fortalecen o bien la derrumban y ponen en ella resentimientos y millas de distancia. 

10. Que sea para siempre / Que dure lo que dure: Entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor de un posible final. Hoy en día se habla de monogamia secuencial, esto es, de que, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida, con el consiguiente estrés y tránsitos emocionales complejos que ello conlleva. Cuando no hay un contrato institucional de por medio, tenemos una oportunidad de crear a la pareja cada día, a nuestra manera, y de vivir lo que nos permite. Si llega el final, aprendemos el lenguaje del dolor, la ligereza y el desapego, para luego volver de nuevo al carril del amor y de la vida. 

11. Primero los padres o los hijos y luego tú / Primero nosotros, antes que nuestras familias de origen y que nuestros hijos en común: Conviene saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación ordenados: que los padres sean padres y que los hijos sean hijos, que la pareja que se ha creado (que puede incluir a hijos de anteriores relaciones) tenga prioridad frente a parejas anteriores o frente a las familias de origen. Que el pasado sea honrado y labre un buen presente y un buen futuro. Algunas personas dan más importancia a los hijos en común que a los anteriores, lo cual acaba creando malestar en todos. Al mismo tiempo, una pareja posterior debe saber que tiene más posibilidades de ocupar un buen lugar si asume que los hijos de su pareja estaban antes y respeta su prioridad. 

12. Te conozco / Cada día te veo y te reconozco de nuevo: Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y jóvenes. 

Fuente: abc.es

lunes, 26 de septiembre de 2011

Preguntas frecuentes sobre la TERAPIA DE PAREJA

 ¿Cuándo hay que acudir a una terapia de pareja?

Cuando la relación empieza a deteriorarse y se piensa seriamente que no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda echar una mano. La posibilidad de la separación está siempre ahí, pero hay que tener en cuenta que es muy dolorosa, sobre todo cuando hay hijos pequeños.

La terapia de pareja es cosa de dos y normalmente es uno el que da la voz da alarma y el otro, al menos, tiene que estar dispuesto a colaborar. Si no es así, el que ve el problema todavía puede acudir al profesional, que podrá ayudar aunque, lógicamente con menos capacidad de maniobra. El principal problema en el fallo de la terapia de pareja es que se acude al profesional cuando ya no hay solución.

 ¿Ha aumentado el número de parejas que solicita estos servicios? Si es así, ¿a que se debe?

Efectivamente, hay un aumento importante en los últimos años. Entre los factores que influyen está el hecho de que se ha avanzado muy positivamente en la libertad para plantear las quejas en la pareja, y que la terapia de pareja ha demostrado su eficacia en los últimos años y se tiene cada vez más confianza en la labor profesional de los psicólogos.

 ¿Cuáles son los problemas más frecuentes que presentan estas parejas?

El fallo en la comunicación es el más frecuente. Engancharse en discusiones inútiles y destructivas en las que se hace sufrir y se sufre tremendamente sin llegar a ninguna solución. También puede ocurrir lo contrario, no se hablan ni se comunican y la relación va muriendo. La vida laboral frenética que se lleva contribuye tremendamente a ello.

Otro problema frecuente es la falta de aceptación de las peculiaridades del otro. La sociedad nos enseña a luchar por nuestros deseos, y a veces eso se lleva a un extremo en la pareja, mientras que un poco de aceptación del otro nos puede conducir a una mayor felicidad, dándonos cuenta de todos sus valores y no solamente del aspecto que nos gustaría cambiar.

 ¿Cómo se actúa si un miembro de la pareja no colabora? ¿la mujeres suelen ser más colaboradoras y los hombres más reticentes?

A la hora de acudir a la terapia, lo hacen más fácilmente las mujeres, porque tienen una formación mucho mayor para compartir sus sentimientos y emociones y también para pedir ayuda. Sin embargo, una vez iniciada la terapia, cuando se rompen las primeras barreras, el hombre está tan interesado como la mujer, de hecho la dependencia emocional del hombre hacia su pareja suele ser mucho más grande que la de la mujer.

 ¿Cuántas sesiones suelen ser necesarias? ¿Cuánto suele costar una sesión?

La duración de cualquier terapia depende del problema que se presente. Hay que tener en cuenta que la terapia la hacen los pacientes y no el terapeuta y por tanto depende de cada uno de ellos, del cariño que todavía queda entre ellos, etc. A veces basta con un par de sesiones para poner las cosas en su sitio, otras veces es necesaria una terapia más profunda. Las sesiones se suelen desarrollar con entrevistas individuales y luego una conjunta, duran como mínimo hora y media, lo que las hace más costosas que las sesiones individuales.

 ¿Cómo se desarrollan las sesiones? ¿Siempre se hacen con los dos miembros de la pareja o hay sesiones individuales?

La terapia supone que cada uno tiene que hacer cambios en su comportamiento, que es la vía para lograr un progreso interior profundo. El seguimiento y apoyo para esos cambios se hace en sesiones individuales con cada miembro y luego en las sesiones conjuntas se pone en común el avance que se va dando. En ocasiones se da un problema psicológico en alguno de los componentes de la pareja que necesita terapia personal que puede hacer el propio terapeuta u otro psicólogo.

 ¿Se trata sólo de hablar de los problemas o la pareja ha de realizar ejercicios prácticos? ¿Puede dar algún ejemplo?

Los cambios son de comportamiento, por lo tanto no se trata solo de hablar, hay que poner en práctica lo necesario para poder convivir y disfrutar uno del otro. Un ejemplo muy frecuente es enseñar a la pareja cómo discutir, qué se puede decir y cómo, lograr no callarse nada, pero sin hacer daño al otro. Aprender a plantear problemas de forma que se llegue a soluciones y no a discusiones estériles. Esto tiene su técnica y se aprende en las sesiones de terapia y se practica en casa.

 ¿Cuál es la efectividad de este recurso?

Los datos indican que la gran mayoría de las parejas que acuden a terapia, alrededor del 75%,  informan de una mejora en la satisfacción matrimonial. Cuando se llega solamente para que no diga nadie que no se ha probado todo, la efectividad es mucho menor.

miércoles, 3 de agosto de 2011

7 cosas que tu CHICO quiere decirte







"Las mujeres utilizan el lenguaje para relacionarse y los hombres, por lo general, para compartir información", afirma Karen Gail Lewis, terapeuta de pareja y autora de "¿Por qué usted no entiende?".









Aquí tenéis una lista con las siete cosas que a él le gustaría decirte.

Un pequeño "gracias" no cuesta nada...
Y supone una gran diferencia. Puede que pienses: "yo hago también mucho, así que, ¿por qué tengo que decir "gracias" cada vez que él hace algo?" Pero probablemente él no está de acuerdo: "Podría cocinar, limpiar, lavar los platos y la ropa si mi esposa me dijera 'gracias' más a menudo".  Al igual que la mujer necesita reconocimiento, ellos necesitan reforzar su ego.

Varios estudios han demostrado que las parejas más felices se hacen cumplidos a menudo. Un simple "gracias" es una manera fácil de demostrar aprecio y hacer sentir importante a tu pareja, señala Todd Creager, terapeuta matrimonial y autor de El largo y cálido matrimonio.


Los consejos no ofenden
Pongamos un ejemplo: Cuando llegas a casa del trabajo y empiezas a quejarte a tu pareja acerca de tu jefe, a él le parece que le estás pidiendo ayuda. "El otro día mi mujer estaba descargándose conmigo sobre un problema. Cada vez que se me ocurría una solución o sugerencia me interrumpía y lo desestimaba".  No hay que confundir el consejo con la crítica, ellos prefieren dar alternativas que un hombro donde llorar.


Si quieres que arregle algo, explícale cuándo
Es frecuente oír a una mujer quejarse de que le ha pedido a su pareja un millón de veces que arregle la puerta del armario, y si es cierto, parece justificado. "Sé que tengo una lista de cosas por hacer, ¡y lo haré! Pero a menos que ella diga que es urgente, lo haré cuando pueda". Aquí está el problema, por un lado él se muestra dispuesto a arreglar lo que haga falta, pero necesita instrucciones específicas o de lo contrario pondrá por delante otras cosas. Así que sería bueno probar algo como: "Me harías un gran favor si pudieras arreglar el armario antes de que mis padres lleguen el domingo."


¿Qué es lo que te molesta?
Muchos hombres se sienten desconcertados por los estados de ánimo 'fluctuantes' de sus compañeras y se preguntan por qué no acaban de decirles lo que les pasa. "Estoy enfadada contigo porque…",  en lugar de apretar los dientes. Él sabe que hay algo mal por los suspiros exagerados y los ademanes. "Parece que la mujer no se está comunicando, pero lo hace. Siente lo que transmite", explica Creager. Es una conducta pasiva-agresiva que no da resultado. Sería más eficaz expresarlo verbalmente y de manera directa: "Estoy molesta porque viniste a casa y fuiste directamente al ordenador".


Por favor, no me preguntes cómo te queda el vestido
No hay una respuesta correcta a una pregunta como: "¿Estos pantalones me hacen gorda?" Además, es frecuente que las mujeres pidan la opinión a su pareja cuando ya han tomado una decisión. "Mi esposa pregunta -¿Debo comprar este vestido?- para confirmar su elección, no para saber mi verdadera opinión.

Los expertos recomiendan a las mujeres que sean más específicas, una vez más, y pregunten: "¿Crees que estos zapatos pegan con este vestido?". Y definitivamente, antes de preguntar cosas como "¿Esta falda me hace el culo grande?" Si quieres que sea honesto, debes asumir su respuesta a menos que quieras que te siga el juego y te responda con un lacónico: "¡Cariño, tú estás bien con todo!"


¿Por qué tenemos que hablar todo el tiempo?
Al final estáis en casa, después del trabajo, habéis conseguido meter a los niños en la cama, ¡y que se duerman! Os sentáis tranquilamente a ver la televisión… Pero entonces a ella le surge la duda, "¿Es esto una pareja unida?".  Para estar juntos y bien no hay que tener una conversación activa permanentemente.

"El silencio y la presencia de la pareja son suficientes para algunos hombres," dice el Dr. Lewis. "No necesitan un dialogo constante para sentirse conectados" Así que, de vez en cuando, extiende la mano y aprieta la suya, y si quieres hablar, hazlo, pero no des por sentado que el silencio equivale a la falta de interés.


Me gustaría que quisieras más sexo
Las mujeres piensan que los hombres siempre quieren sexo, pero lo que no entienden es que al rechazarles, ellos se preguntan qué están haciendo mal.  Muchos piensan: "No debo ser tan bueno", dice el Dr. Lewis.

No se trata sólo de sus necesidades, sino también de complacer a la pareja. "Tanto los hombres como las mujeres quieren sentirse a gusto con su pareja, pero lo que las mujeres necesitan entender es que los hombres a menudo buscan lo sexual como un medio de conectar, mientras que ellas necesitan tener una relación estrecha y momentos de intimidad antes de tener relaciones sexuales. Así que, hablar de lo que realmente quiere cada uno y llegar a un acuerdo sería un gran avance", añade. Y si tienes ganas, ¡toma la iniciativa! Ellos también aprecian sentirse deseados.

Fuente: yahoo.es

jueves, 10 de febrero de 2011

¿CÓMO REANUDAR EL DIÁLOGO EN LA PAREJA TRAS LA DISCUSIÓN?

A menudo, después de una discusión uno se siente desamparado, no sólo por lo que ha ocurrido, sino porque no sabe cómo dirigirse a su pareja, cómo unir los pedazos rotos. ¿Cuáles son los remedios para reanudar el diálogo y convertir cualquier conflicto en un episodio constructivo para la relación?




Cuando la disputa estalla, a veces resulta difícil contener las emociones y, sin querer, traspasamos los límites porque muchas veces“hablamos antes de pensar”. Cuando pasa el momento crítico, ¿cómo recuperar a tu pareja y reanudar el diálogo? ¿Qué hacer para crear una situación más calmada y razonable para poder empezar de nuevo sobre unas bases menos conflictivas?

Aquí te proponemos algunas reglas básicas que te ayudarán a sobrellevar el antes, el durante y el después de la crisis y te darán algunas pistas de cómo dialogar con inteligencia…

Trágate el orgullo

Después de un conflicto, los reproches y las afrentas suelen llevar a la desesperación e impotencia de haber llegado demasiado lejos. Uno tiene la sensación de no saber cómo salir de ese lío. Sin embargo, basta con un pequeño esfuerzo para solucionar las cosas. Así que, pon algo de tu parte, trágate el orgullo y da tú el primer paso. Esto puede salvar tu relación y, además, demostrar tu madurez. No dar el brazo a torcer no cambiará las cosas y el silencio sólo puede empeorarlas. Además, tienes que reflexionar sobre los reproches que le hiciste a tu pareja (y a la inversa), mirar si son exagerados o si las exigencias de tu pareja van en contra de tus principios.

Date tiempo

No olvides que nadie sale indemne de una discusión y que cualquier disputa permite comprender y conocer mejor al otro, tanto sus virtudes como sus defectos. Sin embargo, no esperes que tras una riña puedas hablar tranquilamente con tu pareja. Si discutís sobre lo ocurrido enseguida, evitaréis que la situación se desborde, pero si te sientes traicionado y herido, es mejor que te tomes tu tiempo para digerir lo sucedido porque en ese momento no serás objetivo ni razonable.

Acepta las diferencias

Hay que saber arreglárselas en cada discusión, porque todo conflicto puede ser constructivo para una pareja. Puede permitirte, a ti y a tu cónyuge, afirmar vuestro punto de vista y forjar el carácter, ya que discutir también es una forma de comunicar los deseos, las necesidades y las carencias para una relación más satisfactoria. Además, estas crisis sirven para conocer mejor al otro. También tienes que aprender a apreciar sus diferencias, porque no siempre son defectos. Y cuidado con los reproches, sobre todo si son infundados y de poca importancia.

Evita el conflicto

Es evidente que el mejor modo de reanudar el diálogo es evitando cualquier conflicto. Cuando veas que la tensión empieza a palparse en el ambiente, concéntrate y piensa en escuchar a tu pareja y en respetar su punto de vista aunque diste mucho del tuyo. En ese instante, debes hacerte las siguientes preguntas principales: cuál es el origen del problema, qué parte de responsabilidad tienes y qué soluciones pueden resolver el problema. De este modo, podrás evitar la discusión, puesto que favoreces la atención y el diálogo. El diálogo es una forma para comprender mejor los deseos, necesidades y reivindicaciones de un amigo, o amiga, o de tu pareja.

En general, toda tormenta pasa rápido… Un conflicto se olvida rápidamente porque los buenos momentos que compartis pesan mucho más.