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martes, 25 de junio de 2013

SENTIMIENTOS QUE DAÑAN Y CÓMO MANEJARLOS

Si les pidiera que contestaran a la pregunta: ¿cuál es su misión en la vida? Seguramente no me darían una sola respuesta, sino muchas. Todas las personas tienen objetivos diferentes relacionados con su vida familiar, personal, social y laboral. Pero hay un deseo que nos une a todos, y ese es el de ser feliz. Todos anhelamos equilibrio interior, paz y tranquilidad.

El bienestar no viene genéticamente predeterminado, sino que se busca, se entrena. Las personas se rodean de circunstancias, de otros compañeros de viaje y de momentos que les aportan felicidad, buscan la seguridad y tratan de desprenderse de todo lo que les incomoda y provoca dolor. De hecho, vivimos en la era de la felicidad. Se cultiva y practica una filosofía dirigida a cuidarse y mimarse, y muchas personas dejan de salir de su zona de confort para evitar enfrentarse a sus miedos y no sentir la incomodidad del sufrimiento. Pero la envidia, la culpa, el remordimiento, la inseguridad, la frustración, la vergüenza…todos esos sentimientos forman parte nuestra evolución. Lo inteligente es saber dosificarlos para que cumplan con su función y no dejar que nos bloqueen.



Todo tiene su razón de ser y una explicación lógica. Los sentimientos negativos funcionan como un termómetro, nos indican que algo no funciona y se manifiestan a través del malestar. Pero tienen su parte positiva: educan, permiten evolucionar y generan aprendizaje. ¿Si no sintiera culpa, cómo sabría que ha herido a alguien? Si no sintiera frustración, igual no le daría valor al esfuerzo cuando consigue su objetivo. ¿Y qué me dice de la inseguridad?…También tiene un sentido evolutivo, le protege de las amenazas, aunque muchas de ellas no sean tan aterradoras como imagina. Ahora, deje espacio a sus sentimientos y, cuando estime que han convivido con usted el tiempo suficiente, ábrales la puerta y déjeles marchar.

Siente envidia porque anhela aquello que desea y que sí tienen otras personas. Siente envidia porque valora el mundo como un lugar injusto en el que usted no está ni tiene lo que desearía. Una de dos, o acepta su realidad o se implica en modificarla. Pero sufrir sin invertir tiempo y esfuerzo, no. 

Para abrir la puerta de salida a la envidia:

Reconozca su sentimiento. La envidia es un sentimiento que, además de hacerle sufrir, es feo. Dígase a sí mismo: “Tengo envidia”. Si no lo hace, siempre tratará de justificar su malestar, pero no llegará a vencerlo.

Analice por qué. Esfuércese y acepte lo no controlable. Las personas suelen tener envidia porque perciben una situación como injusta. Los motivos por los que no tiene aquello por lo que suspira (tipo, inteligencia, dinero, poder…) pueden ser muy variados, pero sean los que sean tiene dos opciones: la primera, implicarse y trabajar en lo que dependa de usted para conseguirlo, la segunda, aceptar lo que no puede gestionar.

Si es de los “envidiosos buenos”, compórtese como si no tuviera envidia. Pregunte a su amigo qué tal le va en ese trabajo en el que está triunfando y escúchele; dígale a su amiga que la ve más delgada y esbelta, alégrese de forma sincera por el viaje de vacaciones que va a hacer esa pareja de conocidos o familiares. Y refuércese por haber superado una situación difícil. Dígase a sí mismo: “Ves, lo haces muy bien, ahora te sientes mejor por haberte interesado por ellos”.

Céntrese en usted mismo. El valor no está en la comparación, sino en su propio yo. Plantéese un objetivo y piense en qué medida puede involucrarse para alcanzarlo. A veces pierde más tiempo criticando, desprestigiando y deseando lo de otros que invirtiéndolo en su mejora. Esa energía sería muy productiva si la gastara en evolucionar.

Pida perdón para vencer a la culpa y el remordimiento. Usted siente culpa cuando sabe que ha herido a otra persona, con intención o sin ella. Ver que otro sufre por algún comportamiento que ha tenido le hace sentir mal. Ese malestar es el motor que le lleva a reflexionar para que la próxima vez tenga más cuidado. Gracias a esta sensación incómoda conseguimos aprender. Si cada vez que hiriésemos a alguien no sintiéramos ese dolor, estaríamos hablando de una persona sin empatía, incapaz de ponerse en el lugar de otros, y esto le dificultaría mucho sus relaciones sociales. Nadie quiere convivir, ni trabajar, ni tener como amigo a una persona que hace daño y que no es consciente del mismo.

Pero sentir culpa no significa que tenga que machacarse toda la vida. La culpa le permite pensar qué haría de forma diferente la próxima vez, y a partir de ahí, borrón y cuenta nueva. Siga estos pasos para deshacerse de su malestar.

Pida perdón de forma sincera. Pero no lo haga de forma cobarde, no utilice el whatsapp, dé la cara. Pronuncie el nombre de la persona y acompáñelo diciendo que lo siente y por qué.

Repare el daño. Pedir perdón es el primer paso, el segundo es tener un detalle. Si ha roto algo, repárelo; si ha sido borde, tenga el gesto de llevar unos bombones, si no ha sido atento con algo que era importante para esa persona, mande un correo, una canción o algo gracioso que haga sentir especial a la persona herida.

Sea el de siempre. Haberse equivo­­cado una vez no le obliga a convertirse en alguien sumiso con esa persona, como si tuviera que estar avergonzado toda la vida. Todos cometemos errores. Si el desliz entra dentro de lo razonable y, sobre todo, si no ha tenido una mala intención, tendría que poder perdonarse. El rencor y la soberbia de las personas heridas a veces superan su buena intención. Cuando haya hecho todo lo que podía, deje que la otra persona tenga su tiempo. Y si le parece excesivo, decida cómo comportarse usted a partir de ahora con esa persona que no tiene capacidad para perdonar y cerrar heridas.

Enfréntese con valentía a su inseguridad y su vergüenza. La inseguridad, la vergüenza y el miedo son sentimientos y reacciones del cuerpo y de la mente ante lo que usted interpreta como una amenaza. Siente inseguridad cuando no controla el ambiente, cuando lo que le rodea no es predecible. Siente vergüenza cuando percibe la posibilidad de no estar a la altura, de perder, cuando las expectativas le superan. Y el miedo se apodera de usted pensando que puede pasarlo mal, puede contagiarse, darle un infarto, perder el trabajo o ser rechazado por esa persona que le atrae. ¡Qué más da el miedo que sienta! El verdadero peligro es dejar escapar las oportunidades, no luchar por ellas, porque ahí es donde está la derrota.

Aprenda a convivir con el fracaso y con las emociones negativas, forman parte de la evolución y de la vida. ¿Alguna vez le dijo alguien que esto sería fácil? Cometer errores, ser criticado, sufrir… es parte del camino. Coexis­­ten con la felicidad, la recompensa y el orgullo.

Si quiere conseguir salir de su zona confortable: 
 
Busque un motivo. Seguro que lo tiene. Póngalo ahora por escrito, en grande y en un lugar visible.

No piense que puede fallar y centre su atención solo en lo que desea hacer y cómo. Describa su plan de actuación.

Es válido, bueno y fuerte. Tiene ejem­­plos en su vida que lo demuestran. ¿Qué tiene en la cabeza, lo que le debilita o sus fortalezas? Son sus puntos fuertes los que debe potenciar, no los que restan.

Pensar en el éxito. ¿Qué hace pensando en lo que puede fracasar o en lo que no desea que ocurra? ¡Menudo gasto de energía inútil! El tiempo es limitado, inviértalo en pensar en lo que ¡sí! desea que pase. Prepárese con la palabra y con el pensamiento para conseguirlo. Repítase: “¡Yo puedo! ¡Estoy preparado! ¡Me lo he trabajado!”.

No a las emociones negativas. No es el único que las tiene, las tenemos todos, pero muchos de nosotros hemos decidido dejar de escucharlas. Es lo que nos diferencia. Su vida no es más difícil, ni tiene menos suerte que otros. Solo que los otros, en lugar de escuchar el peligro, lo valoran, y luego deciden enfrentarse a él. No se trata de ser temerario, solo valiente.

Actúe. Los cinco puntos anteriores son geniales sólo si los pone en marcha. Los propósitos sólo tienen sentido si se materializan.

Los sentimientos negativos le permiten ver el mundo desde otro punto de vista, pero no significa que le tengan que paralizar. Analice y saque una lectura positiva de su emoción y de su presencia. Aproveche lo que le pueden aportar y, luego, desármelos. 
 
Hay muchas personas con miedo a ser felices. Hacen extrañas deducciones, como que si se entregan al placer recibirán un castigo. Cuando cometen un error se lo reprochan una eternidad, para tomar consciencia del tremendismo de lo que han hecho. Ser sufrido, negativo, sumiso… no es la pócima de la felicidad. Nadie le va a recompensar en otra vida por haber sufrido en esta de forma gratuita. Atrévase a ser feliz y a tener recuerdos de esos que vale la pena almacenar.

Fuente: elpaís.com

viernes, 26 de octubre de 2012

Solución a 3 típicos problemas de pareja

Existen distintos y variados problemas de parejas con distintos orígenes. Veamos a continuación una descripción de los tres problemas más comunes y de la forma de solucionarlos.

CELOS

El problema de los celos es uno de los más frecuentes, sobre todo en las parejas adolescentes y jóvenes, pero no de manera exclusiva en ellos. Tiene que ver sobre todo con la autoestima de la persona que cede a estos sentimientos, que en realidad tiende a ser baja.
 
Recordemos la frase "En los celos más que amor hay amor propio" y es verdad. La naturaleza insegura de los celosos hace que se consideren incapaces de conservar una persona a su lado sólo con su propio atractivo y personalidad. De manera que tienen que ejercer algún tipo de control sobre la otra persona para evitar que los traicione o deje de amarlos. Este tipo de posesión y de control hace que la relación se desgaste hasta un punto sin retorno. Muchas veces los celos son la misma causa de que los celosos sean abandonados.
 
Solución:
La manera de solucionarlo es sentando las bases de la relación de la confianza. Demostrarle a la persona celosa que no hay mecanismo de control que funcione las veinticuatro horas del día, y que no es el sentirse observado lo que evita el engaño sino el amor. Dialoga mucho con tu pareja.

 


EL DESGASTE DE LA RUTINA


El desgaste de la rutina es patrimonio fundamentalmente de las relaciones largas que comenzaron a temprana edad. Para estas parejas todos los días parecen ser el mismo día. La chispa del amor ha desaparecido. Es muy difícil combatir este problema de pareja porque es precisamente el gran tema de las relaciones, parejas y matrimonios.

Solución:
La única solución es mantener un diálogo permanente con el otro e intentar reinventar la relación todo lo que se puede, por ejemplo cambiando la naturaleza y sitios comunes de salida, los grupos sociales, los temas corrientes de conversación. Como el aspecto físico es el que primero se desgasta, es allí donde se debería trabajar primero, cuidando nuestra imagen y manteniendo siempre ciertos cuidados estéticos aún en la intimidad.
 
Un buen método de renovar la relación es a través de la sorpresa: un viaje inesperado, invitar a tu pareja a un sitio que desconoce sin decirle antes adónde va, ropa interior que se luce de golpe, una cena especial, algún regalo apropiado y sentido. La imaginación es muy importante pues determinará aquello indicado para revivir la pasión y el romance.

EL CONTRASTE DE PERSONALIDADES

Hay sencillamente caracteres o personalidades que no encajan. Por más amor que se tengan existen relaciones que viven o conviven en una guerra continua, en donde los momentos de calma son la excepción. Para estas relaciones la solución aparentemente obligada es romper, y sin embargo esto es fácil de decir, y muy difícil de hacer. Es más, una y otra vez estas parejas intentan alejarse pero vuelven a recaer porque no pueden estar el uno sin el otro.

Solución:
En este escenario la solución depende de un buen diálogo a fondo, donde no solo estén dispuestos a reestructurar la pareja, sino también donde estén dispuestos a reestructurar sus personalidades, pretensiones, tiempos, exigencias para con el otro. Un cambio tan profundo no es fácil de llevar a cabo, pero tampoco es imposible.
 
Con el tiempo aprenderán cada uno a dominar su carácter y su temperamento y así lograran estabilizar la relación en un contexto más sano y feliz para ambos. Recordar que el diálogo periódico sirve como una actualización de los códigos, formas de ser, y pactos amorosos, y como una renovación del aire que se respira en los momentos en común.
 

martes, 16 de octubre de 2012

Problemas de pareja cuando los hijos NO llegan

Las parejas que tienen problemas para concebir con frecuencia se enfrentan a fuertes depresiones, que en ocasiones llegan a impedir que lleven una vida normal.
Una de cada seis parejas se enfrenta a un problema de infertilidad; tratamientos médicos, naturistas y hasta mágicos se han creado y extendido para atender este problema, pero con frecuencia se olvida que este problema trae para la pareja una gran tristeza y desesperación.


En algunos casos se ha observado que los hombres que sólo empezaron con dificultades hormonales, al adentrase en una fuerte depresión terminan con problemas de impotencia.

"El torbellino emocional de la infertilidad", es como les llama a los sufrimientos de estas parejas Corinne Palatchi, psicóloga del Instituto para el Estudio de la Concepción Humana y responsable de Latinoamérica en materia de salud mental ante la Sociedad Mexicana de Medicina de la Reproducción.
"Desde las parejas que tienen pequeños problemas de obstrucción de vías, hasta las que nacieron sin algún órgano reproductor fundamental como la vagina o los testículos, se ven afectadas psicológicamente, y muchas veces no lo expresan, de ahí la necesidad de crear una atención especializada a estas personas en el terreno interno, además del físico", dijo.
Corinne asegura que el problema comienza cuando las personas piensan que tienen el control sobre su cuerpo, esto, aunado a la presión social que enfrentan los matrimonios para que tengan hijos, son los factores que generan expectativas, las cuales, si no se llegan a cumplir, pueden provocar un fuerte desaliento.
Pero cuando una pareja conoce la noticia de su infertilidad, se presentan varias etapas.
"Primero caen en una crisis de shock y negación, después viene una respuesta a este impacto donde se manifiesta el coraje, la culpa y, en algunos casos, la necesidad de culpabilizar al otro, por último viene el estado de aislamiento ante el mundo, en donde la sensación de incomprensión, enojo, y temor se manifiestan constantemente", explicó la especialista.
Reacción de la mujer
La mujer suele presionarse mucho, ya que la maternidad se concibe como la meta a cumplir en su vida.
"El concebir se plantea como su máxima expresión, esta enfatización ha causado problemas de culpabilidad o en su caso competencia", argumentó Corinne.
La psicóloga comentó que algunas mujeres infértiles que alguna vez tuvieron un aborto, ingirieron drogas o tuvieron relaciones con varias personas, sienten que sus conflictos para poder concebir son un castigo por su pasado.
Estas concepciones, que evidentemente la sociedad fomenta, además de ser completamente erróneas, no ayudan a que las parejas tengan la salud mental necesaria para enfrentarse y combatir su infertilidad, comentó Corinne.
Reacción de los hombres

Los hombres también experimentan sensaciones muy negativas, muchos de ellos ven al acto de concebir como una prueba de virilidad, y se sienten menos al no lograrlo.
"He visto hombres que caen en el alcohol, drogas y que hasta tienen relaciones extra maritales, y todo porque en principio no se enfrentan a la idea de que son infértiles, y en segundo, porque sienten que estas acciones ayudarán a reforzar su masculinidad que, muy equivocadamente, creen devaluada por su problema para procrear", dijo.
De cualquier forma, ambos comportamientos hacen que las relaciones maritales caigan en un círculo vicioso, en el que los reclamos y los llantos sustituyen a la comunicación profunda, que les ayudaría a apoyarse plenamente y compenetrarse.
La experta explicó que es muy común que se altere la vida cotidiana, desde la forma de alimentación y el sueño, hasta las relaciones sexuales y la convivencia con las otras personas.
Sugerencias

Lo primero que una pareja debe de hacer en estos casos es tomar las cosas como una unidad en donde los dos vean por igual su parte en el conflicto, señaló la especialista.
También es conveniente que, si el estado anímico empieza a descender, busquen ayuda especializada.
"El solicitar apoyo emocional nos ayuda a entender nuestras reacciones, a enfrentar los tratamientos médicos, a determinar nuestras prioridades de vida y a examinar opciones de reconstrucción familiar para tomar decisiones sustentadas, de tal forma, nuestra comunicación se verá fortalecida y se disminuirán los malos sentimientos. Lo más importante es lograr que los sentimientos dolorosos no sean los directores de nuestra vida", concluyó.
Fuente: www.terra.es

lunes, 20 de febrero de 2012

Uno de cada tres pacientes con cáncer necesita atención psicológica para afrontar su enfermedad

 El 30% de los pacientes de cáncer necesita atención psicológica, "puesto que el diagnóstico y los tratamientos son una fuente de estrés muy intenso", reconoce Marta de la Fuente, psicooncóloga del MD Anderson Cancer Center Madrid, centro que ha puesto en marcha un programa gratuito de Psicooncología para pacientes y familiares.

   No obstante, esta experta ha precisado que "a todos los pacientes oncológicos les vendría bien un apoyo psicológico". "En un proceso oncológico, el tratamiento médico es muy importante, pero no se puede descuidar el día a día del paciente ni su calidad de vida", ha añadido.

   Ante un diagnóstico de cáncer las reacciones más habituales van desde  taquicardias, sudoración o dificultad para respirar hasta irritabilidad, aislamiento social, trastornos del sueño o abuso de sustancias. Además de miedo, rabia, incertidumbre, frustración, angustia o tristeza.

   De esta manera, con el fin de atajar estas reacciones, el psicólogo ayuda al paciente a recuperar su equilibrio y a afrontar mejor su enfermedad. "Se trabaja desde la aceptación y la búsqueda de alternativas. El apoyo emocional se centra en el manejo y disminución de las emociones negativas a través de habilidades de comunicación y técnicas específicas", ha argumentado la psicooncóloga del MD Anderson Cancer Center Madrid.

   En concreto, el programa de Psicooncología consiste en talleres de cocina, relajación, imagen corporal, risoterapia, autoestima y musicoterapia. Además de sesiones informativas sobre cómo vencer juntos al cáncer, la importancia de la dieta, el manejo del estrés o los cuidados de la boca.

   "Estos talleres pueden disminuir distintas emociones negativas como incertidumbre, indefensión, inseguridad, culpabilidad, vergüenza, injusticia. También ayudar a reducir preocupaciones relacionadas con la enfermedad, sus tratamientos y efectos secundarios", ha explicado esta experta.  

   Por último, la psicóloga ha resaltado el papel que juega la familia en el proceso oncológico. "Los tratamientos son largos y no solo sufren los pacientes, tenemos que hacer especial hincapié en los familiares y cuidadores, ya que ellos también precisan ayuda, información y asesoramiento para ser capaces de ayudar al paciente y, a su vez, poder manejar su propio estado emocional", ha concluido.


lunes, 26 de septiembre de 2011

Preguntas frecuentes sobre la TERAPIA DE PAREJA

 ¿Cuándo hay que acudir a una terapia de pareja?

Cuando la relación empieza a deteriorarse y se piensa seriamente que no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda echar una mano. La posibilidad de la separación está siempre ahí, pero hay que tener en cuenta que es muy dolorosa, sobre todo cuando hay hijos pequeños.

La terapia de pareja es cosa de dos y normalmente es uno el que da la voz da alarma y el otro, al menos, tiene que estar dispuesto a colaborar. Si no es así, el que ve el problema todavía puede acudir al profesional, que podrá ayudar aunque, lógicamente con menos capacidad de maniobra. El principal problema en el fallo de la terapia de pareja es que se acude al profesional cuando ya no hay solución.

 ¿Ha aumentado el número de parejas que solicita estos servicios? Si es así, ¿a que se debe?

Efectivamente, hay un aumento importante en los últimos años. Entre los factores que influyen está el hecho de que se ha avanzado muy positivamente en la libertad para plantear las quejas en la pareja, y que la terapia de pareja ha demostrado su eficacia en los últimos años y se tiene cada vez más confianza en la labor profesional de los psicólogos.

 ¿Cuáles son los problemas más frecuentes que presentan estas parejas?

El fallo en la comunicación es el más frecuente. Engancharse en discusiones inútiles y destructivas en las que se hace sufrir y se sufre tremendamente sin llegar a ninguna solución. También puede ocurrir lo contrario, no se hablan ni se comunican y la relación va muriendo. La vida laboral frenética que se lleva contribuye tremendamente a ello.

Otro problema frecuente es la falta de aceptación de las peculiaridades del otro. La sociedad nos enseña a luchar por nuestros deseos, y a veces eso se lleva a un extremo en la pareja, mientras que un poco de aceptación del otro nos puede conducir a una mayor felicidad, dándonos cuenta de todos sus valores y no solamente del aspecto que nos gustaría cambiar.

 ¿Cómo se actúa si un miembro de la pareja no colabora? ¿la mujeres suelen ser más colaboradoras y los hombres más reticentes?

A la hora de acudir a la terapia, lo hacen más fácilmente las mujeres, porque tienen una formación mucho mayor para compartir sus sentimientos y emociones y también para pedir ayuda. Sin embargo, una vez iniciada la terapia, cuando se rompen las primeras barreras, el hombre está tan interesado como la mujer, de hecho la dependencia emocional del hombre hacia su pareja suele ser mucho más grande que la de la mujer.

 ¿Cuántas sesiones suelen ser necesarias? ¿Cuánto suele costar una sesión?

La duración de cualquier terapia depende del problema que se presente. Hay que tener en cuenta que la terapia la hacen los pacientes y no el terapeuta y por tanto depende de cada uno de ellos, del cariño que todavía queda entre ellos, etc. A veces basta con un par de sesiones para poner las cosas en su sitio, otras veces es necesaria una terapia más profunda. Las sesiones se suelen desarrollar con entrevistas individuales y luego una conjunta, duran como mínimo hora y media, lo que las hace más costosas que las sesiones individuales.

 ¿Cómo se desarrollan las sesiones? ¿Siempre se hacen con los dos miembros de la pareja o hay sesiones individuales?

La terapia supone que cada uno tiene que hacer cambios en su comportamiento, que es la vía para lograr un progreso interior profundo. El seguimiento y apoyo para esos cambios se hace en sesiones individuales con cada miembro y luego en las sesiones conjuntas se pone en común el avance que se va dando. En ocasiones se da un problema psicológico en alguno de los componentes de la pareja que necesita terapia personal que puede hacer el propio terapeuta u otro psicólogo.

 ¿Se trata sólo de hablar de los problemas o la pareja ha de realizar ejercicios prácticos? ¿Puede dar algún ejemplo?

Los cambios son de comportamiento, por lo tanto no se trata solo de hablar, hay que poner en práctica lo necesario para poder convivir y disfrutar uno del otro. Un ejemplo muy frecuente es enseñar a la pareja cómo discutir, qué se puede decir y cómo, lograr no callarse nada, pero sin hacer daño al otro. Aprender a plantear problemas de forma que se llegue a soluciones y no a discusiones estériles. Esto tiene su técnica y se aprende en las sesiones de terapia y se practica en casa.

 ¿Cuál es la efectividad de este recurso?

Los datos indican que la gran mayoría de las parejas que acuden a terapia, alrededor del 75%,  informan de una mejora en la satisfacción matrimonial. Cuando se llega solamente para que no diga nadie que no se ha probado todo, la efectividad es mucho menor.

viernes, 26 de agosto de 2011

EYACULACIÓN PRECOZ: ¿Qué es? y ¿Cómo diagnosticarla?

La pregunta “qué es la eyaculación precoz” podría parecer ociosa pero lo cierto es que hoy por hoy existen muchas dudas acerca de qué se comprende bajo el término de eyaculación precoz y cómo diagnosticarla. Estas dudas y falsas creencias subsisten, en primer lugar, porque la comunidad científica aún no se ha puesto de acuerdo al respecto.
 
 
 
De hecho, existen algunos especialistas que abogan porque la Eyaculación Precoz no se comprenda como una patología sino como un problema de aprendizaje. Esta idea parte del supuesto de que en muchas ocasiones los hombres que sufren la eyaculación precoz simplemente deben aprender una serie de ejercicios para controlar su reflejo eyaculatorio.
 
No obstante, en el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales, la Eyaculación Precoz está considerada como una de las patologías de orden sexual.

 
 
En el mismo se evidencian los tipos de Eyaculación Precoz:

1. Según el inicio de la misma:
  • Adquirida: cuando el problema aparece en algún momento de la vida pero anterior al mismo el hombre no había presentado dificultades en el control de su eyaculación.
  • Primaria o de toda la vida: cuando el hombre nunca ha podido controlar su eyaculación desde que inició las relaciones sexuales.

2. Según el contexto:
  • General: cuando se manifiesta en todos los contextos y situaciones (incluidas varias parejas).
  • Situacional: cuando se manifiesta en un contexto específico, con una pareja determinada o a partir de una situación que pueda comprenderse como un elemento desencadenante.

3. Según los factores etiológicos:
  • Psicológicos: cuando el origen de la disfunción es eminentemente psíquico.
  • Combinados: cuando a los problemas psicológicos se le suman las dificultades en el orden fisiológico como pueden ser: una elevada sensibilidad del glande o cierto grado de disfunción eréctil.

Pero más allá de las posibles tipologías, para responder a la pregunta qué es la eyaculación precoz debe echarse un vistazo a cómo ha sido comprendida a través del tiempo.
 
Por ejemplo, se conoce que antiguamente la eyaculación precoz estaba considerada como un subtipo de la impotencia (disfunción eréctil en la actualidad) ya que la misma implicaba una “imposibilidad para practicar un coito vaginal”. Más tarde, en la década de los años ’40 y ’50, con los trabajos de Kinsey esta patología se reformuló y cayó por primera vez el acento en la velocidad de eyaculación y el tiempo.
 
Posteriormente se intentó diagnosticar la Eyaculación Precoz a partir del número de movimientos peneanos intravaginales, el tiempo de duración del acto sexual e incluso en relación con el porcentaje de orgasmos alcanzados.
 
Para algunos autores se puede hablar de Eyaculación Precoz sólo cuando la emisión de semen se produce antes de la penetración y fuera de la vagina. Así, Kusnetzoff hace una distinción entre la Eyaculación Precoz y la eyaculación rápida: “La eyaculación puede suceder antes de la introducción vaginal (sería la eyaculación precoz verdadera) o casi inmediatamente después de introducir (sería la eyaculación rápida)”. Sin embargo, otros especialistas simplemente hablan de eyaculación ultraprecoz.

Siguiendo esta línea de pensamiento la Eyaculación Precoz sería esencialmente un problema de tiempo. No obstante, en los últimos tiempos se ha desarrollado otra línea comprensiva que relaciona la Eyaculación Precoz con la imposibilidad de decidir cuando eyacular. De esta forma el problema se traslada, de la duración del coito al control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio.
 
En este sentido Alex Comfort propone una definición de Eyaculación Precoz según la cual ésta sería la emisión del semen antes de lo que desean ambos componentes de la pareja. En otras palabras, sería un fenómeno de carácter más subjetivo que se encuentra determinado por la satisfacción que ambos miembros de la pareja logren alcanzar en la relación sexual. Así la Eyaculación Precoz se libera de los estereotipos relacionados con el tiempo de duración del coito.
 
Una visión más interesante sobre la Eyaculación Precoz la brinda la American Psychiatric Association que afirma que la misma es: “la aparición de un orgasmo y la eyaculación persistente o recurrente en respuesta a una estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo después de la penetración y antes de que la persona lo desee”.

Entonces, para diagnosticar la Eyaculación Precoz se debería tener en cuenta:
  • Un patrón de eyaculación anticipada ante un estímulo sexual considerado como mínimo por la mayoría de las personas
  • Ausencia de control sobre el reflejo eyaculatorio
  • Presencia de insatisfacción o malestar acuciado en ambos miembros de la pareja en relación con el acto sexual
  • No existe la incidencia de ningún tipo de sustancia o droga que pueda estar causando la falta de control.

Otros detalles sobre la Eyaculación Precoz y las técnicas para eliminarla pueden hallarse en: Eyaculación Precoz: 12 estrategias para combatirla.

 
Fuentes: www.sexologíauned.blogspot.com